Carta pos.


                                    Cualquier fecha luego del desastre.

A la persona que el destino le dio el poder de la indiferencia. 

Báratro.


El silencio tantas veces aliado, hoy que está en tu vereda, me derrumba con su aliento de frío castigo.

Soy poeta, no pretendas más que palabras articuladas y momentos terribles como un terremoto o un cielo de desierto.

Mis próximos movimientos serán pedirte perdón con palabras, y volverme al extremo más sumiso de mi locura.

No estaba en mis planes terminar preso de mi estupidez, y aunque asumo mis actos, no me hago cargo del castigo.

¿No es acaso la indiferencia la peor de las humillaciones para los apasionados?

Es aquí, donde y cuando, comienzo a creer que el monstruo necesita un poco de suerte, para asustar y ser amado. 


Terriblemente.

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Leviatán



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